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Entrevista realizada al CEO de nuestra empresa, el Señor Tomeu Riutord, el día 3 de Abril de 2016. Cabe concretar que ya tenemos la franquicía de Barcelona en pleno funcionamiento, Ibiza y Liubliana, cuyas aperturas están previstas para días 1 de febrero y 1 de marzo respectivamente.
Su impulso empresarial es francamente precoz, ¿de dónde nace una vocación tan clara?
Pues fíjese, mi hermano Jaume es menor que yo y en cambio su experiencia previa resultó clave para que yo me lanzara a este mundo. Cuando yo tenía unos veinte años y ocupaba una habitación en la residencia Ramón Llull de Barcelona, mi hermano empezó a diseñar páginas webs con la intención de promocionarlas en Google. Lo logró, y en un momento dado empezó a ganar mucho dinero con su explotación publicitaria. Yo entonces estaba acabando la carrera de Farmacia por imperativo familiar (mi madre es farmacéutica) y jugaba a fútbol en segunda división por vocación. Al acabar la carrera, tuve muy claro que quería seguir estudiando y viendo mundo, de modo que tomé tres decisiones: fiché por el Barbastro, me matriculé de INEF y empecé a programar webs asesorado por mi hermano. Fue él quien me dio un consejo magistral: «Te van a salir problemas cada día, pero mejor no me los consultes y resuélvelos tú mismo». En los años siguientes, con el fútbol como salvoconducto y becado hasta las orejas, seguí moviéndome: dos años en Lleida, uno en Praga... Y luego, fui a parar a Corea del Sur. Allí descubrí otra forma de vivir, pero más todavía cuando di el salto a Tailandia para estudiar un MBA en la Stanford University de Bangkok. Estando allí, todo el día pensaba en negocios: buscaba como loco una idea que pudiera trasladar a Mallorca.
¿Y cómo dio con esa idea?
Fue en febrero de 2014. En una zona comercial de la ciudad, buscábamos con un amigo una heladería cuando vimos un puestecito que estaba a reventar de gente. Allí servían un helado muy parecido al que luego hemos desarrollado en Ice Wave. Lo probamos y nos gustó mucho, pero la lucecita tardó dos días en encenderse: ¿qué diferencia real había entre los turistas que recibe Tailandia y nuestros visitantes? ¡Ninguna importante, en realidad! Si montaba ese negocio en una calle peatonal palmesana, triunfaría. Allí nació Ice Wave.
Pero aún faltaban muchos meses para levantar la barrera de su primera tienda. ¿Fue complicado el desarrollo de su modelo de negocio?
Mucho, y además los primeros pasos fueron absolutamente en solitario. Primero, tuve que recabar toneladas de información, sobre el producto que quería ofrecer pero también sobre los tipos de helado que estaban de moda aquí, en Mallorca, porque había estallado la moda del helado de yogur. Así fue como comprobé que las máquinas que se fabricaban en China eran demasiado pequeñas para la base de producto que yo necesitaba hacer. Encargué un tipo nuevo de máquina a China (no en España, porque quería proteger la idea y todavía no estaba en condiciones de gastar dinero en contratos de confidencialidad), y luego la patenté. A mí me preocupaba muchísimo la posibilidad de invertir el dinero y el esfuerzo para que luego alguien me copiara el modelo a los dos meses. Ahora, las máquinas ya las hacemos en Mallorca, involucrando a un herrero, un ingeniero y un frigorista...
¿Dónde, exactamente?
¡Ah, eso es secreto profesional! Luego, hay otra cosa a tener en cuenta, y es que somos cuatro socios. Dos terceras partes de la empresa son mías, pero el resto está repartido entre mi hermano, mi amigo Joan Juaneda y el arquitecto Ángel Morado. Gracias al trabajo de todos, pudimos diseñar el estilo surfero del negocio y abrir el primer local el 20 de abril de 2015. Y por cierto, todos nosotros hacemos horas de trabajo en la tienda, atendiendo al público. ¡Incluso nuestro secretario! Piénselo: si el arquitecto diseña la tienda sin conocer el día a día, luego resulta que nada funciona. Yo tengo la experiencia del fútbol: si mi entrenador me explica cómo chutar pero él es incapaz de dar dos pelotazos seguidos, no sé si me lo tomaré en serio. Pues bien, si el jefe de una empresa se ensucia las manos como los demás, también se gana una credibilidad imprescindible.
¿Y por qué escogieron un local como el que ocupan, tan pequeño y precisamente en la calle Sindicat?
El tamaño fue buscado de forma deliberada, de hecho era casi una obsesión. Mire, nuestra idea ha sido siempre montar una franquicia mundial, y para eso es importante poder decirle a nuestros clientes potenciales: miren, un local Ice Wave de ocho metros cuadrados puede ser muy rentable, ¡así que imagínense si fuera grande y con mesas! Luego, teníamos muy claro que había que nacer en el centro de Palma. Entonces, miramos los estudios que ya existen sobre tránsito peatonal, y que demuestran que las cuatro calles más atractivas son, por este orden, Jaume III, San Miquel, Jaume II y Sindicat.
Pero, aparte de la cifra exacta de transeúntes, los perfiles que acuden a cada una de esas calles no son idénticos, ¿no?
Cierto, pero a nosotros nos daba igual el perfil, sólo nos interesaba la variable del número. Ice Wave vive de gente curiosa, con ganas de probar cosas nuevas, y cuando se trata de un helado con un precio que entra dentro de lo razonable, no creo que el poder adquisitivo sea decisivo. De todos modos, confieso que no sé si acertamos o no, quizás ahora abriría en otra calle.
¿Cuáles son los planes inmediatos de la empresa?
Lo más inmediato será abrir algunas tiendas nuevas. No hay nada cerrado, pero el Paseo Marítimo y el nuevo centro comercial de Fontanelles nos interesan mucho, y luego hay otras zonas turísticas en el horizonte. Además, tenemos más de quinientas solicitudes de franquicia llegadas de veinte países del mundo, aunque la mayoría son de España. Claro, nuestra producción ha sido absolutamente ascendente, con un invierno espectacular que más o menos ha empatado con los meses de nuestro primer verano, y un mes de marzo que ya ha superado el mes de julio. Pero el crecimiento tiene que ser progresivo, porque estamos en un momento absolutamente esencial: tenemos que evitar colapsar por tener prisas, y además es imprescindible que las próximas tiendas funcionen.
¿Cuál será la primera franquicia, ya han cerrado alguna?
No. Pero es cierto que hay negociaciones muy avanzadas (¡y que han sido muy complicadas!) con Dubái. Luego, estamos cerca de Manacor, Barcelona y Madrid. Tampoco andan lejos Málaga, Sevilla, Islas Canarias, Panamá... Pero hay que ser prudentes.
Las franquicias tienden a homogeneizar los entornos urbanos con su oferta idéntica para cualquier entorno. ¿No le parece eso un aspecto problemático?
Yo no veo un problema que la oferta sea la misma en todas partes, al contrario. La franquicia es el negocio perfecto, y por esa razón tienen tanta fuerza mundial. Esa forma establecida de trabajar que usted menciona, con protocolos de actuación marcadísimos, es lo que las hace imparables. De todos modos, en una franquicia todo queda recogido en el contrato, y le diré que en cada sitio los contratos son muy distintos. Y hay matices importantes: por ejemplo, nosotros no estamos a favor de mantener el precio igual en todas partes, ni exigimos que los productos que se mezclan con el helado sean los mismos en todas partes... Pero mire, ya que habla de problemas, ¡si quiere le explico algunos puntos débiles de nuestra franquicia!
Una propuesta inesperada, ¡pero adelante!
Piense que continuamente se sientan en esa misma silla que usted ocupa personas que podrían firmar una franquicia con nosotros, y eso me obliga a pensar en los puntos débiles, explicarlos, resolverlos, etcétera. Primer problema: el proceso es largo porque tienes que explicar el tipo de producto (casi no existe en ningún lugar del mundo fuera de Tailandia) y hacerlo en el mismo momento frente al problema. ¿Solución? Mecanizarlo todo al milímetro, de modo que en dos minutos puedes cerrar todo el proceso, cobro incluido. Segundo: el producto es de calidad y, por lo tanto, caro. Pero nosotros estamos comprobando que el precio se puede ajustar para lograr el equilibrio entre el margen de beneficio y ser competitivos en el mercado.
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Noticias de la franquicia Ice Wave
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